Cueva Urbana de Tarragona
Entrar y bajar a la Cueva Urbana es descender a las entrañas de la ciudad, un viaje emocionante en el centro de la Tierra de Tarragona. La cavidad, descubierta de manera accidental hace poco más de dos décadas en el número 32 de la calle Gasòmetre. Sobre plano, la gruta está situada bajo las calles Gasòmetre, Pons d’Icart, Méndez Núñez, Rambla Nova, Fortuny, Reding, Lleida y la plaza Ponent.
La Cueva Urbana no es una gruta exigente, pero sí te pide una mínima condición física y mental para recorrer sus túneles y gateras, para subir y bajar los constantes desniveles de las salas, y para superar los tres sifones que hay hasta ahora.
La visita comienza por el parking del edificio, bajando por un pozo que te lleva a una estrecha galería romana que fue excavada a mano unos doscientos años antes de Cristo. Realmente es impresionante tocar con las manos la piedra y admirar el laborioso trabajo que hicieron los romanos; es el mejor prolegómeno de la visita.
El trayecto continúa por dos pozos más, uno de cinco metros de profundidad, y otro de siete, separados por una pequeña cavidad. A través de una pequeña abertura accedemos a la primera sala, de unos 30 metros de longitud, llamada CEO, y que tiene un pequeño lago que cruzamos a nado. Superado el primer sifón sin dificultades se nos abre una segunda sala, bautizada con el nombre de Benso, la empresa promotora y propietaria de la finca.
El recorrido continúa por nuevos lagos y pasos sifonados hasta llegar a los dos espacios más grandes de la gruta, la Sala Josep Maria Forné –en memoria del constructor que hizo posible el descubrimiento y la investigación de la Cueva Urbana–, y la Sala Maginet (personaje de ficción e ilustre de la ciudad), ambas de unos 900 metrocuadrados.
El límite actual de la cavidad lo marca la imponente Sala Rivemar, la única que es subacuática, de más de cinco mil metros cuadrados, y donde suelen hacerse las fotos de grupo para el recuerdo. Lo que sigue es un mundo por explorar, si bien se ha descubierto, después de bucear cien metros y descender a una profundidad de veinte metros, un pozo que sube y te conduce a nuevas galerías que están en proceso de exploración. En ningún caso, pero, las visitas a la Cueva Urbana sobrepasan la boca de entrada de laSala Rivemar. A partir de aquí toca rehacer el camino de vuelta, que se puede hacer por vías alternativas.